En San Pedro, el río Paraná ofrece un fenómeno natural curioso: en ciertas épocas del año, el agua cambia de color debido a los sedimentos.

A veces adquiere tonos rojizos, otras marrones oscuros, generando un paisaje llamativo.

“El río es como un lienzo en movimiento, siempre distinto”, dicen los pescadores.

Además de este atractivo, la zona es conocida por su producción de naranjas y duraznos, que completan la postal.

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